Cae la noche y el silencio se rompe por el sonido de las hélices que inician su giro. Poco a poco el helicóptero se desprende del suelo elevándose, y comienza lentamente, -a muy baja velocidad-, a recorrer por el aire un trazado similar al que realiza un tractor arando la tierra.
Se trata del inicio de los vuelos de control de heladas realizados por Ecocopter. Una operación milimétrica que se desarrolla de noche por lo que es un vuelo para expertos que requiere de una alta concentración del piloto y un gran apoyo logístico en tierra.
La escena se está repitiendo en distintos campos y zonas agrícolas de Chile, ya que se dio inicio oficial a la temporada de heladas que afecta cada año a productores de vinos, frutas y hortalizas, y que tienen como destino el consumo interno y principalmente mercados internacionales. Más aún, cuando entre invierno y primavera se producen las temperaturas más bajas en la zona central y centro-norte del país.
Es que precisamente en esta época del año, -durante la noche-, las temperaturas bajan hasta los 0°C o incluso menos, y es allí donde viñedos y diversos frutos subtropicales, se “queman” por el intenso frío. Daños que muchas veces son irreparables y las pérdidas totales. De hecho, las más importantes viñas chilenas, que producen los más preciados vinos, se protegen con helicópteros para obtener un producto de calidad para su exportación.
“Los helicópteros que ya han comenzado el servicio aéreo para el control de heladas son el modelo AS350 B3/H125 que cumplen con todas las medidas de seguridad internas de Ecocopter y externas solicitadas a los clientes (asesoradas por Ecocopter), como lo son las marcaciones de los campos e iluminación en zonas estratégicas. Nuestras aeronaves también cuentan con iluminación extra que mejora la visibilidad del exterior. Además, en cada sobrevuelo, existe en tierra un monitoreo constante de las condiciones ambientales y geográficas que garantizan el éxito de la operación”, indica Francisco Arriagada Gerente Comercial de Ecocopter.
La magia del control de heladas se basa en que los helicópteros vuelan a través de la sustentación que genera el rotor principal, iniciando un movimiento de masas de aire o inversión térmica que permite mitigar las heladas en los campos. Las hélices, en definitiva, se transforman en un enorme ventilador de aire vertical. Aire que logra aumentar unos cuantos grados la capa sobre el suelo de los cultivos, suficiente para elevar la temperatura en las plantaciones y así disminuir o eliminar los efectos provocados por las heladas, enemigas invisibles de los sembradíos.
Para mayor seguridad en la operación, -durante el día-, se efectúa un reconocimiento para programar los circuitos a sobrevolar, allí se establecen y demarcan lugares sensibles o peligrosos, además se determina la altura de seguridad, la que se empleará para desplazarse.